por Fernanda Raverta (*)
El rol central de la educación en el desarrollo de una sociedad es algo que nadie pone en duda.
También es absolutamente cierto que se necesita mucho más que buenas intenciones para llevar adelante una política educativa.
Durante los 12 años de gestión del anterior gobierno nacional, en nuestro país se extendió la obligatoriedad del nivel secundario y del nivel inicial en el sistema educativo y también se aumentó fuertemente la inversión educativa: entre 2005 y 2014, el incremento fue del 88,6% en términos reales (utilizando el PBI con año base 1993). Además, se entregaron libros y computadoras, se construyeron laboratorios, se consensuaron los núcleos de aprendizaje prioritarios y se extendió de tres a cuatro años la formación de los maestros.
En síntesis, se avanzó como nunca antes; aunque siempre es necesario ir por más, nunca es suficiente. Todavía tenemos muchos desafíos para lograr la educación de calidad que pretendemos.
Necesitamos trabajar mucho. Fijar objetivos y metas a largo plazo; discutir el aumento del financiamiento educativo; establecer lineamientos para que los chicos permanezcan en la escuela y terminen sus estudios, crear estrategias para reducir el ausentismo. Hace falta incentivar investigaciones y experimentaciones pedagógicas. Sabemos que la calidad del aprendizaje depende de la calidad de la enseñanza y por eso debemos jerarquizar a los docentes de nuestro sistema.
Somos conscientes de que es un gran desafío construir la agenda de la educación de los próximos 10 años, en la que los distintos actores (docentes, funcionarios, especialistas, sindicatos, estudiantes, legisladores, etc) podamos consensuar los objetivos a corto y largo plazo.
Entusiasma imaginar la agenda educativa del futuro, pero ese entusiasmo choca cuando vemos la situación actual de la educación en nuestra ciudad.
El sistema de Educación municipal ha sido un norte, un sistema pionero en dar respuesta a las poblaciones más vulneradas, un sistema que nació hace 51 años con una idea clara: la inclusión siempre debe ser con calidad. La justicia educativa siempre fue la meta.
Desde que asumió la Secretaria Crovetto hubo incertidumbre en relación a la continuidad del Programa Educativo Barrial –PEBA-, un programa que atravesó distintas gestiones y fue adoptado como propio por los marplatenses y batanenses. Faltan apenas días para que comience el mes de junio y aún no sabemos cómo se está implementando ni qué criterio se adoptó para dejar de dar talleres en distintas sociedades de fomento de nuestros barrios.
Luego de agotar todas las instancias administrativas posibles (y más), los docentes municipales decidieron hacer una medida de fuerza este jueves. Tuvimos la posibilidad de escuchar a maestros, directivos e inspectores en el Concejo Deliberante reclamando la ausencia de diálogo y la falta de respeto.
Hay escuelas municipales que tienen días alternados de clase por la falta de mobiliario, chicos y chicas sin educación física por falta de espacios, escuelas sin secretarias o docentes porque no se hicieron los procesos administrativos necesarios y jardines rurales sin transporte. El programa Conectar 360 ya no existe más.
Esta gestión declaró la emergencia educativa. Y esta misma gestión creó cargos políticos inéditos en el sistema municipal, que jamás supo de auditores y coordinadores.
Tampoco nos olvidamos del escándalo en el Instituto Almafuerte cuando los alumnos denunciaron que módulos docentes fueron utilizados para pagar cargos políticos. Denuncias que primero fueron negadas por Crovetto, aunque luego se comprobó que eran verdaderas.
Es imposible pensar la agenda educativa del futuro con funcionarios que atrasan, que no dialogan, que no generan puentes ni consensos.
Nosotros nos sentimos orgullosos de los 84 servicios educativos, de los más de 23.000 estudiantes y de los 3.000 docentes que componen el sistema municipal. Sabemos que existen múltiples desafíos para construir la educación que queremos y que hoy nos encontramos con obstáculos impensados, pero también sabemos que los docentes y los estudiantes son los pilares fundamentales para superar esas barreras y llegar a donde todos queremos: a una ciudad con un sistema educativo moderno y de calidad, que acompañe y promueva el crecimiento y desarrollo de su comunidad.
(*) Diputada nacional.